Te recibí con el alma desnuda
… y tú te quedaste…
te abracé con mi piel adorada
… y anidaste tu cuerpo…
Te entregué aquella mirada
tan enamorada…
y tus ojos brillaron eternos
como la luz del alba…
Reposaste tu amor en mi pecho
como una guirnalda…
y germiné con todos mis besos
los valles de tu alma…
Murmuré a tu oído palabras
cargadas de magia…
y contemplé todos los secretos
que hay en tu mirada…
Eileen Ovalle
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