En las tardes añejadas por el tiempo
he venido a beberme algún recuerdo…
de ese olor a fogata en nuestra casa
o las horas contemplando algún invierno…
Aún recuerdo el olor a fruta fresca
y los cuentos narrados en la cama…
o las risas de niños en la fiesta…
con sus fotos grabadas en mi alma…
Y ese olor a pudines de mi madre…
en las horas eternas de meriendas…
y los juegos forjados en la calle…
la pandilla y todas sus contiendas…
Las muñecas… el lodo y el confeti…
navidades cargadas de regalos…
los venados que nunca divisamos…
y esas cartas guardadas con los años…
Las visitas al circo y a los juegos…
en verdad tengo un mundo de recuerdos…
quien ha dicho que un recuerdo es doble vida…
en verdad que sabía lo que decía!
Eileen
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